jueves, 26 de julio de 2012

Classical & Marvelous

Siempre que miro el cielo me pregunto si algún día caerán las nubes.
Nuestra restricción física no es más que el polo negativo de la inteligencia; físicamente no podemos volar pero astutamente creamos aviones. Sabemos crear acciones que la naturaleza nos impide realizar, pero somos nosotros los que nos basamos, al fin y al cabo, en ella.
Sin embargo, se ha dado un único caso en el que la inteligencia del hombre ha sobrepasado los límites de la propia naturaleza y ha creado un invento sin basarse en ninguna comparación natural. ¿Cuál? La mismísima rueda. Con todo esto, desemboco a la pregunta de ¿qué será mejor, basarse en los instintos de lo predeterminado o, en falta a ello, echar mano de la inteligencia? Mi respuesta aquí no puede ser otra que la defensa de lo conocido, aun sabiendo que la otra opción es infinitamente mejor.







¿Qué será, será?

lunes, 9 de julio de 2012


Pensaba que sólo era la punta del iceberg y que, con el tiempo, se iría derritiendo hasta ser una simple gota de agua en un gran océano. Sin embargo, cada vez que mis dedos rozan el suelo para abandonar los sueños de cada noche, es inevitable chocarme con esa gran masa de hielo gigante que me impide seguir adelante.
Demostré sentimientos, y tengo la certeza de que viví la pura realidad. Hice cosas que van más allá de mí, y aún no consigo entender ese dolor ficticio que tantos problemas ha ocasionado.
¿Y si ahora yo soy lo que eras tú, y tú eres lo que era yo?
Sinceramente, todavía no he aprendido a olvidar, y siento que voy a paso de tortuga.

Pero qué decir; Sin lamentaciones, sin prejuicios y sin ilusiones. Aunque, eso sí, indignación me sobra.