miércoles, 29 de septiembre de 2010

Veo luces.

Siento la necesidad del recuerdo. De inspirar detalles a cada momento. De ver como pasa el tiempo sin que discurra. De contemplar estrellas, y deducir que en alguna de ellas no existe dolor alguno.
La necesidad de sentir calor, se vuelve algo imprescindible. Mis sentimientos flotan sobre un mar formado por lágrimas, y el viento golpea mi cara en busca de un impulso hacia la felicidad.
¿Mi recorrido? Es obvio que no es seguro, pero aquel bache me marcó. No me ando por las ramas, sé lo que quiero, pero también sé lo que no me conviene. Mi más sentido pésame, a las ilusiones y las esperanzas perdidas que dieron fruto de un simple impulso o una mera curiosidad.
Todos desean que acabe. Pones punto y a parte, y pasas página; Pero siempre hay algo, que te hace retroceder.. Que te hace mirar hacia atrás y echar de menos ciertas sensaciones.


Pero me niego; Me niego a añorar mentiras sin salidas.. Esta vez, ni el viento puede pasar páginas.

sábado, 25 de septiembre de 2010

El tiempo corre, anda y vuela.

Cada día, el banco decide regalarte 86.400€; No te pide nada a cambio, y mucho menos quiere nada de ti. En este momento podrías sentirte afortunado, o quién sabe, quizás no.
Claro está, como todo juego, es imposible que éste carezca de normas, así que te condiciona la entrega con dos pequeñas y sencillas reglas. La primera, no traspasar el dinero a ningún otro sitio. Cada día se te irá dando la misma cantidad, con la condición de que gastes esos 86.400€ en ese mismo día. Si no lo gastas todo, no importa; Pero eso sí, el dinero, no se irá acumulando, sino que simplemente, irá desapareciendo. La segunda, es que podrán quitarte ese regalo diario cuando ellos quieran, sin que tú puedas elegir el final del crédito. Es decir, cualquier día podrás pasar de tener 86.400€ diarios, a no tener nada.
El juego es sencillo. No tiene trampas y ni mucho menos se pretende obtener algo a cambio. Sin embargo, ante la avaricia y el capricho, la mayoría de la gente diría que sí sin pensar ni siquiera en las consecuencias del final. Acabaríamos centrando nuestra vida en un eje totalmente material.
Y bien, volvamos a la realidad. Puede que el banco no nos dé 86.400€ diarios, pero la vida si que nos regala 86.400 segundos al día. Evidentemente, tampoco son acumulables, así que si no aprovechamos todos esos segundos, volarán para siempre y, simplemente, no volveremos a tener la oportunidad de utilizarlos. No sé exactamente si llamar esto regalo, o por el contrario pesadilla, pero es lo que nos dan y lo que hay, y éste es un juego que a la pesar de muchos, es imposible decir que no.

Sin más, aprovechad el tiempo, porque nunca sabréis cuando os lo van a arrebatar.


[Extraído de "Et si c’était vrai…" (Y si fuera verdad...) de Marc Lévy]

lunes, 20 de septiembre de 2010

Scream!

A la suerte y al destino, unos nacen con estrella, y otros, nacen estrellados. Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, pero la dicha ha resultado ser desdicha; Aunque podía ser peor. Y ya siendo consciente de ser estrellada, lo único que queda es ser positiva y decir: a lo hecho, pecho; Pues pasito a pasito, se hace el caminito.. Y como es obvio, por un error o por un paso atrás, no voy a dejar de caminar; Al fin y al cabo, no hay mal que por bien no venga.
El corazón, al final, es de armas tomar; Late, late, late.. Y el que avisa, no es traidor. Se siente un pequeño resquicio de felicidad, sujeta a un eje claramente principal.. ¿Amor? Decía yo que no, pues el amor no entiende de números. Pero a falta de pan, buenas son tortas; Y, tarde o temprano, el amor con amor se paga. Primero se niega, luego se juega, y finalmente, lo pierdes. Pero a pesar de todo, a mal tiempo, buena cara; Y sonríes, y sonríes, y sonríes.. Hasta que explotas; Y el que bien te quiere, te hace llorar. Y cuando te das cuenta, ya no hay solución. Las riendas están perdidas y las oportunidades acabadas. Y es entonces cuando dices: más vale poco, que nada. Luchas, te dejas la piel por lo que quieres.. Pero nada; Tanto nadar, para finalmente morir en la orilla. Pero sí, después de la tempestad, vino la calma.. Aunque para mí, seguramente demasiado tarde. Pero ya sabes lo que dicen: más vale tarde, que nunca.



.♥

martes, 14 de septiembre de 2010

Maybe.

Quizás las palabras sobren, las horas se amontonen y las sonrisas brillen por su ausencia. Quizás la vida no esté hecha para ti, ni para mí, ni para nadie. Quizás la indecisión, la confusión y la inseguridad sean esenciales para romper con la monotonía. Quizás tus dudas necesiten de las mías al igual que mis brazos necesitan de los tuyos. Quizás el tiempo nos enseñe, nos guíe y nos ahogue. Quizás diga que no, pero en el fondo sabes que sí. Quizás sepas que sí, pero aún más en el fondo dices que no. Quizás después de este quizás, venga otro quizás.

Y quizás, ahora mismo, me muera por contemplar tu mirada al mismo tiempo que respiramos el mismo oxígeno.







Pero.. Eh. Sólo he dicho, que quizás.

martes, 7 de septiembre de 2010

I'm down.

No quiero dejar pasar las horas, y sin embargo, no hago otra cosa más que esa.

La vida nos mece sobre una incómoda inseguridad, y el tic toc del reloj marca las pautas que debemos de seguir antes de que se nos acabe el tiempo. El roce de mis ideas hace eco dentro de un cuerpo insonoro. Ya no se oye nada.. Ni siquiera el resurgir del único válido que lucha por seguir latiendo. El tiempo, sí.. Ese tiempo que nos hace depurar las cosas hasta el más pequeño contenido de satisfacción. Esa satisfacción que para mí lo es todo, y para otros no es nada. Mis ojos no ven más allá del descontento, pues nunca eligieron a quién mirar, sino a dónde mirar. Mis dedos se eclipsan tras la imaginación, y mi piel está totalmente sometida a la radiación de la soledad. El orgullo fue pisoteado incluso a través del asfalto. Creo que el perdón jamás será reconocido, y el brillo de mis ojos se va apagando conforme se van descubriendo nuevas estrellas. Vas desapareciendo.. la invisibilidad se hace tu mejor aliado, e incluso la distancia te ofrece otra oportunidad. Una oportunidad que rechazas por tal de que la imagen prevalezca en tu recuerdo, ante la amenaza del olvido que hace planta en tu memoria, o lo poco que te queda de ella...









Todos lo sentimos alguna vez, pero pocos lo reconocen.