sábado, 18 de diciembre de 2010

Ya digggg?!

No supe reaccionar. Alentada por su afán creí que dulces palabras con un sabor a néctar se deslizaban y recreaban a lo largo de mi conducto auditivo, buscando así el mayor de los placeres. ¿Qué podía hacer? Un par de palabras consiguieron que mi ridículo pensamiento tomara las riendas hacia deseos injuriosos. Y allí estaba ella, destellando la perfección que yo nunca podré tener.

2 comentarios:

  1. Made mia, don Luis de Gongora disfrutaria de lo lindo con este barroquismo desaforado.....

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